Título / Title:
Mexicanos al grito de guerra: Monografía sobre el origen, historia y significado del himno nacional y la bandera mexicana
Año / Year:
1955
Descripción / Description:
Publicación impresa, no periódica
Dimensiones / Dimensions:
22.3 h x 17 w cm
Lugar de procedencia / Origin:
Ciudad de México, México
Notas:
Editada por Luis Fernández G., Editor.

Esta es la historia de un escape malogrado.

Jens vivía en la región flamenca de Bélgica. Estaba aburrido de las mismas caras, las mismas casas y la misma comida. Me siento como un cadáver andante, escribió en holandés en un post-it anaranjado. Buscando soluciones contra su adormecimiento, encontró un libro escrito en 1985 titulado “How to Dissapear Completely and Never Be Found,” un instructivo para borrar su existencia y empezar de nuevo.

Jens siguió (casi) todos los preceptos del libro al pie de la letra. Escribió una carta de suicidio dirigida a su esposa y a su hija recién nacida y se las arregló para enviarla desde Irlanda. Sacó todo su dinero del banco, cerró sus cuentas y destruyó a martillazos su teléfono celular. El libro decía que México era el mejor lugar para convertirse en otra persona y empezar de cero. Había todo un capítulo que argumentaba que en México nadie le iba a preguntar por su pasado y creerían cualquier historia si es un extranjero quien la cuenta.

Compró su boleto de avión y voló a través del Atlántico. Cuando llegó a México, rentó una habitación en un hotel y se sentó en la cama. Después de muchos años de depresión, por fin se sintió feliz.

Pasaron tres semanas y todo iba bien. Su proyecto había funcionado. Le gustaba todo de México: el clima y los sonidos de la primavera, la gente siempre trataba de hablarle en inglés y la comida era maravillosa. Sobre todo, el pozole. Probó todos los tipos de pozole que encontró: rojo, blanco, verde, vegetariano.

Durante la cuarta semana, sonó el teléfono de su cuarto de hotel. Era una llamada de su hermano. Jens había cometido un error garrafal que comprometió su plan perfecto: nunca se cambió el nombre, porque siempre pensó que tenía cara de Jens y que ningún otro nombre iba con su rostro.

Su hermano le dijo que todos en la familia, incluyendo a su esposa, sabían que estaba vivo. Que lo habían descubierto al segundo día de su partida, pero que dejaron que viviera su fantasía por un tiempo. Pero ahora, su esposa lo estaba demandando por fraude y tenía que regresar lo más pronto posible porque ya había faltado a la primera audiencia en la corte belga.

Al día siguiente, Jens tomó el primer vuelo a Amberes, porque era depresivo, pero no era un fugitivo de la ley. Fue arrestado al momento de aterrizar. Lo sentenciaron a once meses de prisión. Cuando la policía abrió su maleta, encontraron cuatro camisas, dos pantalones, un par de tenis, una monografía sobre el himno nacional y la bandera mexicana (en español) y una hoja escrita a mano con una receta de pozole rojo.

La primera página del prólogo de este libro tiene escrito con tinta azul y letra cursiva el nombre de la alumna que en 1961 cursaba el 5ª año en el grupo “A”, Olga María Ruiz y Noguera. Ella alguna vez leyó estas palabras rebuscadas: “El himno nacional sólo debe cantarse en solemnidades que lo merezcan y en actos en que se celebren acontecimientos de real trascendencia para el país; pero eso sí, cuando se cante, que se tenga la plena conciencia y el profundo sentimiento de lo que se está haciendo”.

¿Qué niño de quinto año de primaria entendería este tipo de enunciados? Más allá de cantar palabras cuyo significado solo entendería años después, y creer ciegamente en un mito pasado por la tradición oral y los chismes de maestra de primaria de que el himno nacional mexicano era el más bello del mundo, no recuerdo ninguna otra cosa sobre el himno a esa edad. ¿Quién sí?

Es aquí donde nos damos cuenta de que en lo sublime de las estrofas recae lo vacío y obsoleto de su significado.

           “Vuelva altivo a los patrios hogares

           El guerrero a contar su victoria,

           Ostentando las palmas de gloria

           Que supiera en la lid conquistar

           Tornáranse sus lauros sangrientos

           En guirnaldas de mirtos y rosas

           Que el amor de las hijas y esposas

           También sabe a los bravos premiar”

Qué patriótico es repetir falacias hasta la náusea.

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