Jugular Veins
José Luis Sánchez Rull
30/10/2025
Acerca de la exposición

Después de la caída de su culto, los dioses tomaron formas demoníacas.
 
La historia siempre aparece revuelta, esa es su forma natural. Quererla jerarquizar y organizar como una sucesión de hechos y como simple causa y efecto fue parte del sueño de la razón, que como bien sabemos, tan solo terminó por producir monstruos. Es en esta encrucijada, en esa mezcolanza monstruosa, donde aparece la obra de José Luis Sánchez Rull. Y en esta exhibición aparece por el final, que también es un principio y viceversa; este doble posicionamiento espacio-temporal, casi contradictorio, es más bien un juego de rebote o espejeo que rompe la fácil metáfora de que el arte es un reflejo de la sociedad.
 
Lo único que nos interesa en esa metáfora es la frase de advertencia que aparece en los retrovisores de un automóvil: “los objetos en el espejo están más cerca de lo que aparentan”, o en el reflejo distorsionado de un laberinto de espejos de feria que nos devuelve nuestra propia imagen ridiculizada y burlona. El arte no debe reflejar, pero sí distorsionar: esa transformación es su carácter profético. El arte no es una imagen ilusoria, es el espacio entre la obra y el espectador, que anuncia y trata de alertar que el choque desastroso está más cerca de lo que creemos y, por ende, posiblemente brinde nuestra salvación.
 
El desdoblamiento del cual hablo es una especie de déjà vu; lo sucedido vuelve a suceder, pero con la conciencia aturdida de saber que ya fue vivido. Ahí es donde radica su momento de extrañeza; “Lo siniestro (the uncanny) es una especie de sensación de horror algo atenuada: horror con tintes de confusión. Produce escalofríos y pone la piel de gallina. También parece estar relacionado con el déjà vu; la sensación de haber experimentado algo antes cuyos detalles son irrecordables, salvo como una atmósfera espeluznante o extraña” (Mike Kelley, playing with dead things: on the uncanny, 1993).
 
La Suite San Loco, una serie de 22 (actualmente exhibidos 6 ó 7) aguafuertes, firmadas en el año 1999, anunciaban el fin del siglo XX y el inicio del XXI, y ante la desilusión de un fallido apocalipsis informático, hoy, ese final nos sirve para iniciar la exposición. Podemos describir estos grabados como una historieta de perros antropomorfizados que entran y salen de tumbas excavadas; es una historia redención. O quizás de muerte y transfiguración: un relato atravesado por el dolor, la locura, el erotismo, la pasión y el llanto, para finalmente alcanzar el perdón, otorgado por nosotros mismos, sin la intermediación de Dios alguno. Una transfiguración que no resulta en un mesías, tampoco en un muerto viviente o en un ave fénix, sino en el de aceptar nuestro propio retrato con todas sus máscaras y deformaciones, una belleza también horripilante, una serie de autoretretes
 
Los grabados de la Suite San Loco están basados en los paseos que Rull solía tomar con sus perros en el Panteón de San Lorenzo Tezonco, un cementerio que en ese entonces se confundía con un basurero, un lugar donde todas las cosas muertas van a parar; casi como un sitio arqueológico en constante fluctuación. No sería erróneo imaginar que tal vez fue aquí donde el artista encontró rastros de su propia antigüedad, restos de su infancia; juguetes - basura como los Nutty Mads, figuras monocromáticas de plástico fabricadas entre 1963 y 64 en Estados Unidos. Éstas son comúnmente descritas como criaturas cómicamente grotescas, minuciosamente detalladas y tal vez inspiradas por personajes como Rat Fink. Tal vez el Nutty Mad que Rull encontró en esta tumba saqueada (convertida en bote de basura) fue “El pensador”, una parodia a su homónimo del artista Rodin. Sin embargo, el Pensador de Nutty Mad, más que tener una pose que refleja una contemplación profunda, con la mano apoyada en el mentón, parece asemejarse mucho más a Ugolino y sus hijos, una escultura de mármol realizada por Jean-Baptiste Carpeaux en 1860. La intensa expresión de la figura de plástico que se mete la mano a la boca es el punto de encuentro con el conde Ugolino della Gherardesca. El infierno de Dante cuenta cómo este conde y sus hijos fueron encarcelados y condenados a morir de hambre. En la escultura, sus hijos ofrecen sus propios cuerpos como alimentos a su padre. Ugolino, atormentado, se debate entre la cordura y la bestialidad de ser seducido por el canibalismo. El estilo de la escultura muestra la influencia de Miguel Ángel y de obras como Laocoonte y sus hijos. Es importante mencionar que El pensador, inicialmente, fue bautizada como El poeta, representando a Dante Alighieri, y fue concebida para formar parte de Las Puertas del Infierno. Esto plantea una pregunta fundamental; ¿el juguete de plástico, en que nivel del infierno se encuentra?
 
Históricamente, La Academia de Bellas Artes ha utilizado a las esculturas clásicas como modelos ideales de belleza, adoctrinando artistas a copiar una y otra vez este mismo canon. Esta repetición y formalismo zombi acabó por convertir a estas estatuas en figuras idealizadas vaciadas de contenido. El homenaje que Rull hace a la historia del arte no parte del adoctrinamiento, mucho menos de un canon establecido, si no del canibalismo y del divorcio conflictivo con la tradición.
 
Los moldes originales de los Nutty Mads aparecieron en México en los años 70s creando nuevas versiones, que por lo general son menos apreciadas que sus contrapartes gringas. Se suele decir que existen variaciones indeseables en el color, o que su descuidado proceso de producción llegaba a alterar las figuras. Esta serie de comentarios descalificativos vienen generalmente de coleccionistas estadounidenses. Los moldes, al llegar a nuestro país, dejaron de funcionar como un mecanismo de reproducción exacta para más bien convertirse en un sistema digestivo que mastica, metaboliza, escupe, vomita, defeca y eyacula al gemelo perverso, la otredad que llega para incomodar al control esterilizado de la historia primermundista.
 
Sanchez Rull usa a los Nutty Mads (entre centenares de referencias visuales y textuales) como una especie de modelos desacralizados, provenientes de la rebaba plástica de la cultura popular. En sus pinturas busca, en sus propias palabras, “imbuir de espiritu al monstruo idiota”, siendo estos trebejos plásticos ese monstruo vacío que es inundado de contenido hasta convertirse en mitología pura, en la vena yugular que transporta la sangre del cerebro al corazón.
 
Estas obras parten de la búsqueda del grado cero de la pintura; el dibujo preparatorio que se esconde tras capas y capas de pintura. Para lograr esto, Rull entabla un diálogo Xipesco con los maestros de la pintura, desde Goya, a Uccello, a Hans Hofmann, a Guston, a Clemente Orozco, a Max Beckmann, etc. Empieza a desollar la GRAN tradición de la pintura, a remover capas de superficie. No es una superficie greenbergiana, sino una superficie como piel, como el libro que aparece en la película de horror y comedia Evil Dead (1981). El Necronomicon Ex-Mortis, un tomo de profecías y resurrecciones encuadernado con la cabeza desollada de un demonio. No es difícil imaginar al artista trabajando en su estudio mientras porta como capa la piel de uno de sus artistas referencia.
 
Es fundamental entender la práctica de Rull como una manera en la cual podemos crear los mitos bajo los cuales queremos vivir, y no bajo los cuales estamos obligados a existir. Al comenzar a desollar y borrar estas capas de pinturas, un Velázquez deslavado se empieza a convertir en un Rothko, al cual se le arranca el telón apolíneo para mostrar su trasfondo dionisiaco. Y, al final, en vez de encontrar esos trazos similares al Salvator Mundi de Durero, pasa lo que suele pasar. Encontramos algo diferente a lo que buscábamos. El maestro Sanchez Rull encontró a un Robert Crumb arrastrado y fotocopiado por la historia. Esta deformación del Xerox destruye la perfecta trama de puntos del arte pop de Lichtenstein para revelar una anamorfosis, o mancha de Rorschach, donde se puede ver al mismo tiempo un flyer de Black Flag diseñado por Raymond Pettibon, que una pintura de Motherwell. Un revoltijo de historia del arte: una memoria histórica más que un presente ideologizado, donde la Brillo Box original es la de Paul Thek. Ahí ya está contenido Warhol, Donald Judd y el producto jabonoso, de la misma forma que el Nutty Mad del Pensador contiene a Rodin, a Miguel Angel, a Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas, y a toda la baja cultura popular.
 
La penumbra de la galería deja escuchar todos estos ecos y más, ya que como como toda voz, la propia está conformada por muchas más. Somos todos nuestros alter egos.

Obra expuesta
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Tinta sobre papel brillante
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
De-Ja Voo Doo B
Óleo sobre lienzo
180 x 150 cm
2004
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Tinta sobre papel
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Óleo sobre tela
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Tinta sobre papel
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Tinta sobre papel
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Tinta sobre papel
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Autoretrete
Tinta sobre papel
25.5 x 20.5 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Huesos en el desierto
Óleo sobre tela
70 x 50 cm
2019
José Luis Sánchez Rull
El duro deseo de durar I
Óleo sobre tela
160 x 100 cm
2022
José Luis Sánchez Rull
El duro deseo de durar II
Óleo sobre tela
160 x 100 cm
2022
José Luis Sánchez Rull
El duro deseo de durar III
Óleo sobre tela
160 x 100 cm
2022
José Luis Sánchez Rull
Pensamientos macabros
Óleo sobre tela
150 x 100 cm
2022
José Luis Sánchez Rull
El silencio de las casas inundadas
Óleo sobre tela
150 x 100 cm
2022
José Luis Sánchez Rull
Jugular Veins I - V
Óleo sobre tela
180 x 550 cm
2025
José Luis Sánchez Rull
Untitled (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
9.7 x 13.6 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
Explicaciones (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
15.6 x 24.4 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
Perro loco, violento y confundido (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
19.7 x 16.7 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
Pensador (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
11.8 x 11.8
1999
José Luis Sánchez Rull
Antojito Hide (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
13.6 x 9.7 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
Territorio San Loco (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
14.7 x 11.7 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
San Loco (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
19.5 x 12.1 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
La mesa de la Fraternidad Unviersal (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
21.5 x 22.5 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
For No One (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
17.6 x 19.6 cm
1999
José Luis Sánchez Rull
Untitled (De la serie Suite San Loco)
Aguafuerte y aguatinta
30 x 24.5 cm
1999
Vistas de sala
Contenido relacionado: